7 de abril de 2007

NEUQUÉN. ASESINATO. INDIGNACIÓN.

¿De qué se disfraza Jorge Sobisch?


por Jesús Vazquez


Una vez más la violencia volvió al centro de la escena neuquina de la mano de la represión policial, con el trágico saldo del fallecimiento del docente Carlos Fuentealba[1] Ocurrió el pasado miércoles 5 de abril, en cercanías de Arroyito, en el empalme de las rutas Nacionales 22 y 237, bajo la tensión provocada por el conflicto gremial que mantienen los docentes neuquinos con el gobierno provincial[2]
El gobernador Sobisch en una conferencia de prensa, debió hacerse responsable de la decisión de reprimir a los docentes, aunque se excusó de los desbordes producidos durante la acción policial. A pesar de ello expresó que la policía seguía “la clara directiva política del Gobernador”. Algún contrasentido si lo hay. Cuando un periodista le consultó si pensaba renunciar, ya que estaba mostrando su costado débil, manifestó que “No estoy mostrando mi costado débil, sino mi fortaleza. A esta altura no me vas a chicanear.”

También aseguró hace casi un año, que indicó a la policía “no actuar”, cuando las bandas “parapoliciales” de patoteros reclutados por reconocidos punteros sobischistas, agredieran salvajemente a los docentes que, bajo medida de protesta, impedían la salida de los camiones de la destilería de Repsol -“aliada estratégica” del modelo sobischista- en la ciudad de Plaza Huincul.

Policía obediente la nuestra. Muy obediente.

Según prometió el Gobernador, “todo el peso de la ley” caerá sobre el personal policial responsable de los infortunados hechos que costaron la vida de Fuentealba. Tal es así que ya fue detenido el cabo primero Darío Poblete, quien, para sorpresa e indignación de la sociedad neuquina, cuenta con dos condenas por apremios ilegales, razón por la cual fue dado de baja y sin embargo reintegrado posteriormente a la fuerza[3]

Todo sucede cuando están por conmemorarse el próximo 12 de abril los 10 años de la desaparición de Teresa Rodríguez en la represión policial a las puebladas de Cutral-Có y Plaza Huincul, por ese entonces bajo el gobierno emepenista de Felipe Sapag y de Carlos Menem en la Nación: misma política, misma policía, misma represión.

Los hechos expresan claramente los componentes ideológicos del gobierno sobischista. Sobisch es lo que hace. Sobisch hace lo que piensa. Es coherente.

A tal punto es coherente que más de uno de nosotros no comprendíamos bajo qué criterio administrativo era posible crear un Ministerio de Seguridad y Trabajo (sic), (si así es, “sic”, no me equivoqué, no es seguridad social, es seguridad, a secas, ver el sitio oficial de la provincia http://www.neuquen.gov.ar/ y de paso mandarle un mensajito al gobernador).

Bajo la línea de mando de ese ministerio coexisten la Subsecretaría de Trabajo y la Jefatura de Policía. No comprendíamos porque en realidad no se trata de un criterio administrativo, sino, de uno de naturaleza política: la única modalidad de abordaje de las cuestiones laborales, y en especial de las conflictivas, concebida por el gobierno sobischista es a través de la represión policial. Después de Fuentealba, a los neuquinos nos ha quedado mucho más claro.

Y el Sobisch gobernador de Neuquén es el mismo que pretende ser presidente de los argentinos, para lo cual habló con Menem (en Chile), habló con Patti, habló con Blumberg y habló también y con bastante frecuencia con Macri. Tiene con ellos mucho en común: el neoliberalismo, la entrega, la corrupción, la relación con la dictadura, la “mano dura”, el “centro-derecha”. [4]
También recuerdo las cosas en común con Fernando De la Rúa, un presidente que asumió reprimiendo con muertos en Corrientes y se fue reprimiendo con muchos muertos más en Plaza de Mayo. Me pregunto si la indignación de los neuquinos alcanzará para hacerle correr la misma suerte. Al menos la indignación que yo siento por la vida que costó la soberbia de este régimen en decadencia es incalculable. Y sé que son muchos los que sienten lo mismo.

Tal fue la indignación argentina por los asesinatos y la injusticia que De la Rúa debió salir escondido, y huir en helicóptero. Esta imagen volvió a mi mente cuando supe que Sobisch debió salir de la Gobernación disfrazado de Policía[5], luego de su conferencia de prensa, para sortear la indignación de los neuquinos después que se hizo público el informe médico que decretaba la muerte cerebral de Fuentealba. Y me atrevo a repreguntarme: ¿es que se disfrazó de policía, o acaso se disfrazó de gobernador?



[1] http://www.rionegro.com.ar/diario/2007/04/06/20074r06b12c.php#










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