Córdoba: la punta del iceberg
¿Luis Juez hubiese aceptado una derrota por el 1% de los votos?
¿El oficialismo no hubiese forzado un poquito la balanza ante una derrota por un punto?
¿Es más legítimo ganar en la ciudad capital que ganar en todo el territorio provincial?
¿Si el Gobierno Nacional no opina (con un supuesto beneficio al oficialismo) no sería complicidad? ¿Si el Gobierno Nacional opina (con un supuesto beneficio a la oposición) no sería complicidad?
¿El Gobierno Nacional tiene un mayor beneficio con una elección embarrada que lo salpica y beneficia a un aliado debilitado (como Schiaretti) y sobre todo a un adversario (como De la Sota)?
¿O tendría mayor beneficio con la derrota de un adversario de talla (como De la Sota) y la victoria de un aliado debilitado (como Juez)?
¿Nacionalizar el conflicto es funcional al Gobierno Nacional o a los medios masivos de comunicación y a la oposición?
¿Cómo queda el Kirchnerismo luego de esta elección? ¿Y el antikirchnerismo?
Los resultados electorales de córdoba explicitan la crisis que atraviesa la provincia en un proceso lleno de momentos que buscan sintetizar un período revuelto, dinámico, complejo y en gestación. Este proceso no fue muy diferente al ocurrido en la elección de Rector de la UBA o de la Universidad Nacional del Comahue, procesos que siguen desangrando a las instituciones muchos meses después de haber comenzado y transitado traumáticamente hacia un desenlace que no conformó finalmente a ninguna de las partes.
Algún precedente de estos conflictos se puede leer también en la elección a Intendente de San Luis(1), en la destitución del Gobernador de La Rioja, en los conflictos en Santa Cruz.
Este proceso se caracteriza por:
- la ruptura de las hegemonías(2),
- el empate de fuerzas,
- el pragmatismo de la dirigencia y el escepticismo del pueblo,
- los bajos niveles de participación y organización popular,
- la construcción de la realidad por parte de los medios masivos de comunicación,
- el oportunismo político como estrategia de posicionamiento,
- la falta de un proyecto político de consenso y
- los poderosos que pierden privilegios conservando un gran poder de fuego.
La crisis se manifiesta como momentos de medición de fuerzas, ya sea procesos electorales (UBA, UN Comahue, San Luis y Córdoba), a través de conflictos gremiales (Santa Cruz) o institucionales (La Rioja).
La pérdida de las hegemonías debilita la legitimidad de los que antes "explicaban" la realidad ante la sociedad, con la "anuencia" de los grandes medios de comunicación, lo que se agrava cuando los que antes eran hegemónicos, siguen actuando como si lo fueran, hecho que acelera el proceso de pérdida de legitimidad, ayudado ahora por los medios de comunicación que se paran al frente, cuestionando lo que antes avalaban, con el agravante del amarillismo y la búsqueda del "título que más vende" en lugar del que mejor explicaría la realidad o colaboraría con la paz social.
La pérdida de las hegemonías debilita la legitimidad de los que antes "explicaban" la realidad ante la sociedad, con la "anuencia" de los grandes medios de comunicación, lo que se agrava cuando los que antes eran hegemónicos, siguen actuando como si lo fueran, hecho que acelera el proceso de pérdida de legitimidad, ayudado ahora por los medios de comunicación que se paran al frente, cuestionando lo que antes avalaban, con el agravante del amarillismo y la búsqueda del "título que más vende" en lugar del que mejor explicaría la realidad o colaboraría con la paz social.
Los nuevos actores siempre aparecen vestidos de "David", son puestos en la vidriera, en una caja de resonancia que nunca construyeron y, concientes de la oportunidad, cumplen su doble rol, de "sparrings del Goliat" para el negocio de los medios y voceros del descontento (que la misma mecánica promueve, desarrolla y luego representa).
Este proceso rara vez beneficia al pueblo, nunca fortalece las instituciones. Si, beneficia a los medios de comunicación, que levantan sus ventas, acrecientan su rol como "constructores de la realidad" y salen impunes del proceso, sin abandonar nunca su lugar en una platea preferencial como supuestos jueces éticos de una moral de "civilizadores" que detentan hace ya más de medio siglo en nuestro país.
Ojalá estos "mamarrachos" de la democracia formal indicaran una crisis de crecimiento, de ascenso de masas, de organización popular, de toma de conciencia de la clase trabajadora, y no solo una reproducción mediática berreta de conflictos nacionales entre "unitarios y federales", entre "civilización o barbarie", o entre "Kirchnerismo y Antikirchnerismo".
Un proceso constructivo se da con la sociedad organizada, en la calle, con los partidos políticos revitalizados, con dirigencias genuinas, con instituciones fuertes, con reglas de juego claras. Nada de eso se observa hoy en el conflicto de Córdoba.
Las bajísimas chances de revertir el resultado oficial por parte del juecismo acotan su margen de maniobra a lograr el mayor nivel de daño posible, haciendo pagar el mayor costo político posible al oficialismo.
Las bajísimas chances de legitimar este proceso electoral por parte del schiaretismo acotan su margen de maniobra a diferir en el tiempo la apertura de las urnas, confiando en la dispersión de la fuerza opositora, su desgranamiento y distanciamiento con el sentir de la gente.
El ámbito en el que dirimen el conflicto es sobre todo en los medios masivos de comunicación, lejos de la gente, lejos del debate profundo, mucho más lejos de la democracia.
Al medio de todo esto, el radicalismo, que aparecía hace pocos meses como un actor debilitado, casi sin poder de fuego, aparece hoy como uno de los ganadores de este proceso electoral, llevando agua al molino opositor del Gobierno Nacional.
El Gobernador De la Sota pudo dejar todo su gabinete en la legislatura, pero ve afectada en gran medida la proyección de sus aspiraciones, la transición y vela por garantizar que lo suceda Schiaretti para una mayor tranquilidad.
Rins (candidato a Vice de Juez) es parte de los derrotados en este proceso, no solo por la mala elección en su lugar, sino también por la distancia con su gente, que mira con buenos ojos el reposicionamiento del partido centenario.
Juez logró una victoria aplastante en capital y puede ahora, con Giacomino (Intendente electo de la ciudad Capital), incrementar la consolidación del espacio político en la ciudad. Pero la derrota electoral, si el proceso finalmente la confirma, hiere de muerte su estilo personalista y mediático. Lo que nadie duda en estas elecciones es que el juecismo es solo capital (aunque aliado al antidelasotismo logró otras victorias).
El Kirchnerismo provincial quedó atomizado y más debilitado.
El Schiaretismo es el más golpeado en este proceso, que de revertirse el resultado, queda herido de muerte, pero de sostenerse, y ratificarse en la justicia, plantea un panorama muy complicado, comenzando con el pié izquierdo, con una victoria sospechada y magra de legitimidad, con minoría de leales en la legislatura (aunque mayoría partidaria), oposición y descontento en la ciudad capital, conflictos financieros para la gestión y una agenda política de la que poco podrá manejar con autonomía.
Y los cordobeses... Bien, gracias!
.
(1) Aunque la suma de todos los poderes concentrados en los Rodríguez Saá y luego su contundente victoria a la Gobernación, y por que no decirlo, su enfrentamiento con el Gobierno de Kirchner evitaron la nacionalización del conflicto.
(2) Primero del radicalismo y ahora del Delasotismo.
5 comentarios:
muy pero muy buen analisis. Tengo que decirte gracias por hacer un analisis tan interesante.
Abrazo
Germán, sólo un algunas cosas que agregar:
1) Se repite el rechazo en los grandes centros urbanos al kirchnerismo o a sus aliados locales (Buenos Aires, Rosario, Santa Fé y ahora Córdoba). Es para tener en cuenta. Sobre todo cuando Juez parece haber crecido al diferenciarse, en los últimos días de la campaña, del kirchnerismo nacional.
2) Éste escenario fortalece el posicionamiento de Scioli como la principal fuerza motriz de basamento territorial de un exito electoral de Cristina en octubre.
3) También parece continuar la distancia entre electores y candidatos. Es como si se tratara de un "Gran Hermano" de la política, donde los participantes llegan más bien a través de un casting que del seno de la sociedad, y los electores se inclinan mas por pensar en quien eliminar del juego. Parecía que ésto había quedado atrás.
Un abrazo.-
Amigo:
Coincido con vos solo en algunas cuestiones, pero...
porque centrás tu análisis en el rol de los medios de comunicación?
No te parece que es un asunto que viene por añadidura?
Despues de todo no se tardaron 16 hs para recontar el 97% de los votos?
Digo, coincido en el rol formador de opinión de los medios de comunicación, y en que estos buitres huelen sangre y aprovechan, pero.... el punto, el eje de la discución no debería ser la legitimidad de quien nos vaya a gobernar?
Sea quien sea, y ahi si coincido con vos, la credibilidad de las instituciones salen perdiendo por goleada en esta.
Germán, comparto gran parte de tus reflexiones sobre los hechos sucedidos en estos días en nuestra provincia… Es como dijo alguna vez Francoise Doltó “Donde el lenguaje se detiene, lo que sigue hablando es la conducta”, y justamente esto es lo que se puede observar, ya que cuando suceden hechos de violencia como los que se han producido, se hace indispensable reflexionar sobre tales conductas. Ya que hay que tener en cuenta que lamentablemente la violencia siempre ha sido un medio para hacer ejercicio del poder, produciéndose así el predominio a través de la fuerza.
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