18 de abril de 2012

Argentina pone a prueba el Nuevo Orden Internacional



La expropiación e inmediata ocupación física de YPF suponen una prueba para las condiciones del nuevo contexto mundial post-crisis del 2008, que hemos venido describiendo durante los últimos tiempos. Igualmente todavía no es tiempo de sacar conclusiones, en la medida que los acontecimientos se desarrollan con velocidad. Pero veamos lo que conocemos y pensemos que puede pasar.
España forma parte de la Unión Europea, bloque económico en el cual España delegó parte de su soberanía y que ahora administra la relación comercial, financiera y de transito de personas con la Argentina. Es decir que España sola no puede hacernos casi nada. En tanto, es improbable que 27 países en conjunto decidan perjudicar la relación bilateral con nuestro país, que aunque no es un actor relevante a nivel mundial, les genera ganancias para sus empresas casi sin excepción. Incluso Argentina podría cambiar de socio, reemplazando al menos una parte de la relación con Repsol, por Total, ENI o cualquier otra petrolera del viejo continente. En todo caso, puede ocurrir que introduzcan alguna barrera para-arancelaria a productos argentinos como los biocombustibles, que afectan la producción Española, para de esa forma disfrazar una sanción sin vulnerar las reglas de la Organización Mundial de Comercio.
El canal de influencia financiera, que seria lo más fácil de interferir en caso de una represalia, en el caso argentino es inútil. Nuestro país no toma deuda desde hace casi una década en el mercado financiero mundial. Estamos aislados y blindados desde ese punto de vista. Lo que diga o no el FMI no nos afecta, ni nos condiciona.
El canal de las relaciones bilaterales, en la medida que España se llevaba capitales de nuestro país en lugar de traerlos, un debilitamiento de la relación entre países, hasta puede beneficiarnos en la negociación con las grandes empresas españolas, como Telefónica, Banco Río o Banco Francés, que ganan verdaderas fortunas en el país y siempre podrían invertir algo mas de lo que hacen. Ahora tienen que demostrar que no son como Repsol, que exportaba lo que a nosotros no nos sobraba, y terminó por hacernos perder la autosuficiencia energética, que nos había llevado 70 años conseguir.
Esta clara además la impericia de su cancillería, de su nuevo embajador en Buenos Aires, de su nuevo gobierno y ministros, y de sus medios hegemónicos. El nivel de soberbia y egocentrismo de estos personajes no hace sino generar rechazos en América Latina, como bien lo dijo Pepe Mujica.
En este sentido, el canal de influencia bilateral funciona si España consigue aliados, en especial en América Latina. En esto no hay sorpresa, ya lo vimos con Malvinas. La unidad sudamericana funciona, y ese capital llegó para quedarse. No van a mover un pelo por España, por más que Piñera o Santos puedan hacer alguna declaración ponderando el libre comercio o la seguridad jurídica. Todos respetan la soberanía argentina.
Lo llamativo en todo caso es el silencio o distancia que hasta ahora tomó el gobierno norteamericano. Da toda la impresión de que Cristina hablo con Obama del tema, y habría empresas estadounidenses interesadas en asociarse para explotar el enorme reservorio de Vaca Muerta en Neuquén y Mendoza. Si esta hipótesis es falsa, entonces es muy probable que Estados Unidos diga o haga algo para no dejar pasar un acto contra la propiedad privada de un empresa occidental.
Por ultimo, el CIADI y demás organismos arbítrales a los cuales plantea acudir REPSOL para iniciarnos un juicio, son expresiones todavía vigente del neoliberalismo, en el cual la Argentina ya perdió juicios y no pago, o negocio sin pagar. Incluso, los juicios podrían demorar varios años, con lo cual hay margen para negociar un precio conveniente y sin que el Estado lo pague del Tesoro, se pagaría con ganancias de YPF, si es que hay que pagar. De todas formas, lo mejor sería en adelante denunciar los acuerdos que tengan esta jurisdicción extraterritorial para resolver conflictos entre empresas extranjeras y Estados, que siempre terminan beneficiando a las empresas. Para ese lado va el Nuevo Orden Internacional.