17 de noviembre de 2009

Un grito de corazón



por Germán Calvi

“una revolución solo puede ser hija de la cultura y de las ideas”
Fidel Castro

En estos días, se declaró en la legislatura de la ciudad de Buenos Aires, de interés cultural la película “1973, un grito de corazón” dirigida por Liliana Mazure, eso me dió la excusa justa para buscar la peli y mirarla…
Me emocioné mucho y me dejó muchas ideas dando vueltas… repasaba la existencia de un proyecto transformador en un momento en que América Latina estaba cambiando claramente en un sentido más libre, más justo, más soberano, con las características propias que el peronismo le dio, con una impronta que nadie, nunca, pudo borrarle a la identidad popular de nuestro país… luego el golpe, luego dieciocho años de resistencia… ¿existirá otro partido político en la historia de la humanidad que tras ser perseguido, reprimido, silenciado, negado, borrado de la historia oficial, condenado al ostracismo desde la formal mirada de nuestros enemigos, pueda sobrevivir con tanta fuerza como lo hizo el peronismo en Argentina?

Luego, el regreso de Perón, una clara victoria del pueblo organizado.

Y me quedé enganchado con la comparación de las condiciones previas al golpe… del peronismo dividido, de un enemigo unido, de la clase media y la izquierda funcionales al proyecto imperial, de una oportunidad histórica que se diluyó… pudiendo consolidarse. O que se interrumpió porque las fuerzas no dieron para más…

Y recordaba un fragmento, donde Urien (un marino peronista) comenta que un militar de alto rango, que al asumir Cámpora y ver la euforia popular, lo visita en su celda y le pregunta muy preocupado: ¿Ustedes van a hacer la revolución?
Y se responde a sí mismo: No van a poder, no lo vamos a permitir, estamos dispuestos a matar a un millón de personas, pero no van a hacer ninguna revolución acá…

“la violencia en manos del pueblo no es violencia, es justicia” decía Perón desde el exilio, en momento de la resistencia…

Y así mezclaba, más que reflexionaba, entre la política, la cultura, la violencia, la militancia, la historia, nosotros, ayer y hoy, el futuro… en este momento en que la política argentina amaga con regresar a lo peor del pasado, con conflictos latentes por la pérdida de derechos de los represores y el sistema político que les daba impunidad, por la pérdida de derechos de los monopolios en la comunicación, por la pérdida de derechos de los grupos financieros en el manejo de las AFJP, por la pérdida de derechos del peronismo neoliberal y neoconservador, que paso a paso va perdiendo algunos privilegios y espacios de poder… enfrentados a una CGT y organizaciones sociales absolutamente comprometidas con este proyecto de país, con un peronismo militante y transformador, con una sociedad que apuesta a la democracia como camino de transformación…

Al medio de esta mezcla, recuerdo el “día de la militancia”, y desde ese recuerdo, le rindo homenaje a Alberto Methol Ferré, un militante uruguayo cuya obra de vida se puede honrar en un día como este, hizo un gran aporte a todas las ideas libertarias de la patria grande con que San Martín soñó… integrante de la resistencia que parió el Frente Amplio, que este mes llevará a un Tupamaro a la Victoria… rendimos homenaje a un compañero que falleció ayer, en Montevideo, y junto con él a toda la generación de historiadores y militantes políticos que con sus escritos han abierto los ojos a generaciones frente a una intelligentzia servil a los intereses foráneos.



Y como él decía, repito: “los traidores están condenados a quedarse afuera de la historia del pueblo, que en cada paso, planta una semilla y en cada lluvia raja la tierra, y aparece, de abajo para arriba, con la contundencia de lo que está condenado a suceder, mientras existan compañeros convencidos de que hay que seguir sembrando…”

Y hablando de sembrar, este fin de semana pude compartir con otras organizaciones del campo popular, en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, un momento gestacional de algo nuevo… pudimos debatir sobre la producción de contenidos, sobre la comunicación, sobre la cultura, sobre el rol de las organizaciones sociales y políticas, el Estado, los directores de cine… algo realmente interesante…

“no existe un proyecto de nación sin un proyecto cultural de nación, porque lo único que no puede importar un país es su cultura”. Jorge Coscia, Secretario de Cultura de la Nación.



Y así me despido, un tanto disperso, pero sin querer dejar pasar este día, por el día de la militancia, ni este momento, el de la muerte de Alberto Methol Ferré, para recordar para qué militamos los que elegimos seguir sembrando…

¡Viva Methol Ferré y todos los pensadores libertarios!

¡Viva la presidenta Cristina y los presidentes latinoamericanos que son parte de la transformación popular!

¡Viva Perón!
carajo…

Lo de afuera y lo de adentro




Lo que pase en la Argentina durante los próximos días, semanas e incluso meses no tiene demasiada importancia para el destino del país. Quedarse en el calendario de piquetes, los pases de bando de diputados y los comentarios más o menos intencionados de artistas y periodistas es un ejercicio innecesario. Es tan grande el cambio que esta operando el mundo en estos años, que nuestro futuro depende tanto lo que ocurra afuera, como de lo que podamos hacer nosotros.

Este cambio de época que estamos viviendo representa en primer lugar un paso positivo de la humanidad, porque se está dando sin enfrentamientos militares. Todos los procesos históricos y políticos ocurridos desde la segunda mitad del siglo XIX y el siglo XX estuvieron marcados por disputas por la distribución internacional del trabajo, dominio de colonias, esferas de influencia y recursos naturales.

Estas guerras y la legalidad que se construyó en consecuencia para dar estabilidad a una determinada correlación de fuerzas, le permitió a los Estados Victoriosos suficientes márgenes de acción como para acomodar sus políticas y economías a las cambiantes situaciones del comercio internacional y la diplomacia. Es decir, para no perder sus privilegios y la capacidad de cambiar las reglas si entendían que su posición estaba amenazada.

En nuestra región, cada proceso tuvo su correlato en gobiernos que se fueron aliados menores de los Estados Victoriosos de cada confrontación, y que durante todo el periodo referido estuvo liderado por Europa Occidental y Estados Unidos. Ninguno de nuestros gobiernos dejó de representar un sujeto histórico previsible y equivalente con otros gobiernos de la región, de acuerdo al grado de desarrollo industrial y la propia cultura nacional, y que con mayor o menor éxito procesó las demandas sociales de su época.

Lo que esta pasando ahora, es que esos Estados Victoriosos no están pudiendo dar con las reglas que le garanticen continuar con su posición de privilegio. Europa va camino a convertirse en una gran Venecia, que pasó con los siglos de centro comercial a postal de enamorados. Mientras que Estados Unidos enfrentará el desafío de contener la conflictividad social interna, por no poder sostener sus niveles de consumo actuales. Por eso, están admitiendo nuevos socios al club de quienes escriben las leyes, con la idea de compartir con los Estados Emergentes la conducción del proceso histórico, pero sobretodo para hacerlos participes de la responsabilidad de sostenerlo. En esa lógica se inscribe la consolidación del G-20 y el aporte de los más grandes Países Emergentes al FMI, entre otras medidas.

El asunto es que esos Países Emergentes, entre los cuales estamos nosotros, tienen su propia agenda y su propia medicina para la etapa histórica. La crisis financiera y de la economía real que estamos atravesando es el primer test de esta nueva Gobernabilidad Mundial.

En este punto se inscribe el comentario del editorialista norteamericano sobre la reciente visita de Obama a Pekín, y la tragedia que significa para el país más poderoso del mundo, depender comercial y financieramente de China:

“los chinos no parecen entender la situación: en vez de enfrentar la necesidad de cambiar de política monetaria, han preferido sermonear a Estados Unidos, diciéndonos que debemos subir las tasas de interés y reducir el déficit fiscal. Es decir, empeorar aún más nuestro problema de desempleo”. Paul Krugman en The New York Times.

El comentario de las autoridades chinas suena a aplicarle a Estados Unidos su propia receta frente a los desajustes de las economías emergentes en la década del noventa.

¿Qué pueden hacer nuestros países en este contexto en la parte que les toca, como para no desaprovechar la oportunidad histórica de jugar en primera por única vez en nuestra historia?

En primer lugar, tienen la posibilidad de elegir opciones, cuando hasta hace unos años el único camino era el ajuste. Para poder ser parte en ese juego internacional lo primero debe ser lograr cohesión social interna, de forma tal que quede tiempo y recursos como para disponerlos en el tablero internacional. Esa cohesión se logra resolviendo dos temas complejos. Incluyendo a los excluidos, lo que está en camino de lograrse gracias a planes como la asignación universal a la niñez; y en segundo lugar, trabajando en definir el perfil de inserción internacional a largo plazo de los paises, asunto que ha sido responsable del atraso argentino de los últimos 30 años, y que no ha sido posible resolver hasta ahora.