1 de septiembre de 2009

Caminando sobre el filo




El acuerdo implícito de gobernabilidad que alcanzó el gobierno nacional con los gobernadores, intendentes, centrales sindicales y la UIA, es la nueva fuente de legitimidad para encarar la etapa que viene hasta el 2011, o al menos hasta el 2010.
Esta jugada no es de ninguna manera un cheque en blanco, pero aún así, el gobierno va a aprovecharla para hacer el trabajo sucio de llevarse puesto a algunos de los Grupos del Poder Permanente del país. En este sentido, el holding Clarín se compró todos los boletos y hacia él van dirigidos los cañones.
Como lectura posterior a la elección, el gobierno interpretó que puede recuperar los votos del 2007 retomando el centro de la agenda política. Para eso, introduce temas unos tras otros, sin dejar margen a que el tiempo avive las reacciones en contra. Además, sacó de la pelea la conducción del partido justicialista, hizo un cambio de gabinete, está introduciendo cambios en el INDEC, abrió rondas de diálogo, lanzó un plan contra la pobreza y construyó con inteligencia las mayorías que votaron leyes claves en el Congreso. En breve introduciría al debate una reforma política.
Es esperable que avance también con algunas leyes importantes que se constituyan en conquistas difíciles de revertir por el gobierno que venga en 2011. En el camino, le pegan en la frente los costos del desgaste que le produce el discurso opositor, reproducido mil veces por algunos medios hasta convertirlo en un zumbido casi unánime. Aún así, aunque le entren todas las balas, las acusaciones de corrupción, dueño del juego, mafioso, fascista, trata de blancas, y todo lo que quieran, ya fueron asimiladas por el 70 % de la población que les votó en contra. No existen peores palabras que las que ya se dijeron y, pese a todo, obtuvo su 30 % de los votos. Incluso, cuando algún juez procese o meta preso a algún miembro del gobierno, el Ejecutivo no tiene más que desprenderse de él y seguir adelante.
Mientras tanto, los que piensan en el 2011 y decidieron no hacer campaña junto al antikirchnerismo, se refugian en sus gestiones provinciales y se preservan para después de las batallas que enfrenta el gobierno nacional.
En cuanto a la ley de medios, el primer round fue con el tema del fútbol. Su resultado favorable a los intereses del gobierno y del país, y la débil capacidad del Grupo Clarín para impedirlo, llevaron a pensar que era oportuno introducir sin demora el proyecto de ley de medios audiovisuales. La reacción ésta vez promete ser más fuerte y en varios frentes.
La más obvia fue ponerles el micrófono todo el tiempo a radicales y peronistas disidentes para que se despachen contra el gobierno, para de paso olvidarse por un momento de sus propias peleas internas. Esta acción solo sirve para machacar sobre los millones de opositores al gobierno, y plantear una vez más que “está en juego la República”. Su lado débil se encuentra en la incapacidad de la oposición para hacer otra cosa que no sea oponerse, y plantear la antirrepublicana idea de cerrar el Congreso hasta que asuman los nuevos diputados y senadores.
La segunda movida consistió en ir por los presidenciables-peronistas-no antikirchneristas del 2011, en particular Scioli, para decirles que si rompen con el gobierno ahora, van a tener un tratamiento “a lo Cobos”, con cámaras en el hombro para cubrir las caravanas y los besos a los bebés. Caso contrario, lo de Borocotó va a ser un poroto. Esta estrategia incluye ayuda material a diputados poco convencidos, y no es imposible que logre algún resultado.
Por último, la táctica más reciente consiste en sumar al reclamo republicano por una prensa libre, al sector agrario, como lo presentan en la tapa de Clarín del 1 de setiembre. Lograr la unificación del reclamo de los medios y del campo, es el objetivo de la hora. A la fuerza del discurso se le agregaría una infantería que genere piquetes y caos. La diferencia estaría en que ahora el reclamo no pasaría por retirar la 125, sino por retirarlos del poder, porque se les perdió la confianza. Para eso es preciso extender el reclamo del campo por tiempo indeterminado, lo que se conseguiría, por ejemplo, si alguien con una cámara provoca a D Elia para que diga algo sobre la madre de algún integrante de la Mesa de Enlace.
El final está abierto.
El ejercicio de especulación que estamos haciendo puede fácilmente ser desmentido por la propia dinámica de los hechos, que ofrece a los opositores un amplio abanico de posibilidades, limitados por sus propias capacidades y enfrentados al accionar del gobierno y los movimientos de terceros actores. Entre las variantes, tampoco hay que descartar que impulsen después de diciembre un juicio político a la presidenta.
Si no prosperan estas iniciativas, tal como están las cosas hoy, tanto para la ley de medios como para otras, con algunos cambios el gobierno podría sumar bloques de centroizquierda y partidos provinciales a sus propuestas.