22 de marzo de 2006

La internacionalización de las PyMEs, el nuevo objetivo: El financiamiento, el mismo desafío


por Julián Suárez Migliozzi

Históricamente, tanto por cuestiones estructurales como de coyuntura, los empresarios PyME argentinos han desarrollado sus actividades en un contexto de escasa interrelación con el mundo, e incluso con sus pares locales. Han basado el crecimiento de sus empresas en un mercado interno difícilmente estable, lo cual muchas veces se ha traducido en problemas de sustentabilidad para un número importante de estas empresas. En el mejor de los casos, los mercados externos han sido tradicionalmente un nicho exclusivo de los grandes actores del empresariado nacional, quedando las empresas PyMEs al margen de las oportunidades que estos inagotables mercados generan.

Hoy, la realidad económica, tanto mundial como nacional, marca una agenda distinta a la que ha escrito la historia del tradicional empresariado PyME argentino. La apertura económica, el avance de la globalización, los adelantos tecnológicos y de las comunicaciones, sumados a la concreción de reformas – particularmente macroeconómicas-, plantean un nuevo escenario para el desarrollo emprendedor de las PyMEs argentina.

En efecto, el mercado mundial ya no parece un destino inalcanzable para nuestros productos. Incluso, superar la otrora infranqueable barrera del mercadointernismo debería al menos formar parte de la visión de un importante sector del empresariado PyME, que más allá de la euforia de los últimos años, no debiera conformarse con sus logros y, sí en cambio, debería plantearse objetivos más exigentes, tales como la integración competitiva a los mercados de bienes y servicios internacionales.

Estos inagotables y crecientes mercados generan, valga la redundancia, innumerables oportunidades. Claro que también plantean nuevos desafíos, particularmente en materia de competitividad. A saber: superar barreras tecnológicas, de ahogante restricción financiera, de escala, de logística y de cultura gerencial, entre otros. Particularmente el lastre que la tradicional y poco competitiva estructura de capital de las PyMEs exportadoras presentan atenta contra esta estrategia. Más del 75% del financiamiento de las pequeñas exportadoras (tanto exportadoras directas como indirectas) y más de un 60% de las medianas exportadoras (nuevamente directas e indirectas) se financia con reinversión de utilidades o aportes societarios, tal cual surge de la Encuesta Empresaria que IERAL lleva a cabo cuatrimestralmente. El ciclo de caja (proveedores-clientes) aporta un 20%-25% adicional, mientras que opciones no tradicionales, pero potencialmente más competitivas en términos de costo y plazos financieros, no superan el 2%. Llama la atención que el apalancamiento a través de financiamiento bancario no supere el 3% y 8% dentro de la estructura de capital de las pequeñas y medianas empresas exportadoras, respectivamente. Ello no hace más que remarcar lo acentuado del distanciamiento que existe entre el empresario PyME y los bancos, dos actores que necesariamente debieran mirar hacia el mismo lado y actuar en consecuencia, tal como demanda toda estrategia de crecimiento sustentable en el mediano plazo.

En este contexto, que genera nuevas oportunidades pero impone nuevos desafíos, la agenda de los hacedores de política, conjuntamente con los agentes económicos, debiera concentrarse en ensamblar las piezas de este rompecabezas lo antes posible, de forma de no perder el tren exportador que, a todas luces, ya se encuentra en el andén. Los beneficios de integrar a las PyMEs a una estrategia de crecimiento exportador no sólo redundarán en una mayor captación de divisas para el país, sino que además contribuirá a generar un tejido microeconómico más sustentable y potencialmente más equitativo.

7 de marzo de 2006

Opinion Publica y Actores Politicos


por Luis Macagno

La gran crisis sufrida por la sociedad argentina en los principios de este siglo, ha provocado en el mapa político nacional un fenómeno casi inédito pero no por ello sorpresivo en la historia poiítica argentina, el cual consiste en la destrucción y extincion del sistema de partidos políticos existentes, es decir que las instituciones a los que la CN les otorga el monopolio de las candidaturas electivas se han visto relegadas por el crecimiento exponencial de dos actores que han copado de manera casi excluyente la realidad política nacional. Uno conduciendo, y el otro acompañando, asintiendo y al mismo tiempo guiando con sus valoraciones y expectativas los movimientos del conductor; me refiero en primer lugar al Presidente Kirchner por un lado y a la Opinión Pública por el otro, es la aparición de esta ultima como actor central, la que hace al proceso político que se vive tan fascinante e incierto al mismo tiempo.

Es sabido que el Presidente mide casi diariamente a la opinión pública para conocer en que terreno pisar y al mismo tiempo alimenta su relacion con ella y la guia e intenta modelarla (aveces lo logra) a su gusto, otras veces es la Opinión Pública la que le indica al Presidente como actuar en determinada cuestión, que decir, que callar. Incluso algunos sostienen como tesis que la Opinión Pública es el partido del Presidente.

¿Y los partidos políticos? ¿Y las estructuras? Ya no rinden los frutos de otros tiempos. Creo que los partidos politicos y las estructuras tienen en mayor o menor medida una función de contención de cuadros dirigentes y de afiliados y/o simpatizantes a los fines de, en la próxima eleccion tener mano de obra para instrumentar la logística y maquinaria electoral, ya dejaron de ser usinas de debates de ideas y formación política, ya no quieren(¿no pueden?) seducir al hombre comun para participar en política, es decir tienen una postura defensiva y no ofensiva respecto de la sociedad.

Lo que tambien es novedoso es la importancia que han cobrado en este proceso los llamados "armados"o "espacios", creo que son intentos de la politica clásica de adaptarse a este nuevo pulso poltico, como esta demostrado que con partidos y estructuras no se puede, se intenta con los armados; tienen ciertas ventajas, por un lado se crean del día a la noche, no necesitan estructura ya que esta se alquila, con un referente mas o menos importante alcanza para lanzarse al ruedo sumado eso si y como condicion necesaria a una buena campaña mediática.

Es la lucha por ser el mejor interprete del presidente y el mejor comunicador del pensamiento del Presidente a la Opinión Pública el que esta en juego, eso otorgara posicionamiento para la lucha por los cargos en el futuro, ahí si se necesitarán de los partidos políticos y estructuras, solo como herramientas auxiliares de este curioso sistema politico actual.

¿Va a ser siempre así? No creo, pero por ahora y por un tiempo mas (mientras no se deteriore lo suficiente la relacion Opinión Pública – Presidente) seguramente la situacion no se modificará substancialmente.